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PARQUE LA MEXICANA

PRS4028

PARQUE LA MEXICANA

Ciudad de México

|

México

2017

Autor:

Mario Schjetnan + Grupo de Diseño Urbano, Víctor Márquez + VMA

Entidad gestora:

Gobierno de la Ciudad de México, Asociación de Colonos de Santa Fe

Empresa constructora:

Grupo Danhos

Memoria 

Después del terremoto de 1985, la aventura mexicana hacia la modernidad transformó al antiguo basurero de Santa Fe, en un suburbio con rascacielos y vías para automóviles. “La Mexicana” -un enorme solar baldío sobre las antiguas minas, permanecía desocupado y amenazado por los intereses para construir miles de departamentos. Pero los vecinos y su asociación, pelearon por años contra su densificación. La historia del parque, es la crónica de múltiples acciones colectivas que inician con la arriesgada propuesta ciudadana de exigirle a la autoridad, más espacio público. El terreno cuenta con treinta hectáreas totales, dentro de las cuales se ha desarrollado un proyecto para un parque público que se basa en respetar los ciclos hidrológicos y aprovecha el agua de lluvia y evita el consumo de agua potable para su mantenimiento. El plan propone crear un parque seguro y bien iluminado, cien por ciento accesible para personas con capacidades diferentes. Así mismo, este jardín público cuenta con diversas actividades para el bienestar y la salud, como ciclovías y trotapistas (3.5 kilómetros), senderos y andadores, pistas para patinar y canchas deportivas; áreas de entretenimiento, juegos de mascotas y un foro al aire libre. El concepto general del parque consiste en respetar su forma lineal, que se desarrolla en el sentido oriente-poniente en casi un kilómetro y medio. En este sentido cuenta con un eje central de andadores y dos accesos principales: “puerta norte” y “puerta sur”. El programa de este bosque urbano da prioridad a espacios verdes, cuerpos de agua en forma de humedales, plazas y andadores arbolados. En respuesta a las arraigadas costumbres mexicanas por relacionar el espacio público con la gastronomía, se ha equipado al parque con espacios comerciales para este propósito. La edificación principal se ha integrado al terreno para producir un límite espacial de unos trecientos metros de largo, formando una esbelta estructura que se convierte en elemento compositivo del paisaje, al grado que sus cubiertas, se utilizan como andadores y pistas para trotar. Gracias a estos ingresos, el parque logra hoy, autogenerar sus propios recursos para su mantenimiento. En sus primeros días los usuarios pensaban que el coto era privado y que habría que pagar por entrar. Sin embargo, durante los siguientes meses, la gente veía con sorpresa que “La Mexicana” era un parque totalmente inclusivo y gratuito ya que no tiene puertas, rejas y bardas que segreguen a nadie. Inicialmente había una profunda desconfianza, al encontrar un sitio de calidad internacional, que parecía ser un parque para las clases altas. Pero gradualmente, los habitantes de los barrios circundantes, decenas de ellos de clases medias y bajas, se apropiaron también de este jardín público. En los últimos años, se ha convertido en un parque para toda la ciudad, registrando visitantes de zonas muy lejanas, inclusive del área metropolitana. Con los años “La Mexicana” rompería el atavismo de que era imposible emulsionar las diferencias étnicas y económicas que históricamente han dividido el espacio público de nuestra Ciudad; convirtiéndose en un sitio que da identidad comunitaria.

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