COLEGIO DISTRITAL ROGELIO SALMONA

En homenaje al maestro arquitecto Rogelio Salmona, la Alcaldía de Bogotá decide llamar a esta nueva infraestructura educativa con su nombre. La localización del equipamiento en el sur de la ciudad de Bogotá entre el barrio Isla del sol y los nuevos desarrollos residenciales ubicados al occidente del Colegio, hace que el proyecto se comporte como un vínculo entre las dos comunidades, para esto se dispone una plaza pública de acceso que se convierte en un lugar de integración entre barrios de distintas condiciones socioeconómicas. Este espacio contribuye a desdibujar barreras invisibles y a crear comunidades más resilientes y solidarias a partir del sentido de lo público. Los servicios complementarios como el auditorio, el aula múltiple y la biblioteca se localizan hacia la plaza en relación con la calle y el parque contiguo al colegio, buscando su integración con la comunidad sin interferir con el funcionamiento cotidiano de la comunidad educativa. El colegio se organiza mediante núcleos de aulas interconectadas, conformando pequeñas comunidades de aprendizaje en una infraestructura de gran escala. Esta disposición facilita la apropiación de los espacios y la generación de un sentido de comunidad. Se procura disolver los límites del aula. Para ello se busca una correspondencia entre la estructura espacial y la estructura portante, utilizando pórticos con luces equidistantes; los ambientes de aprendizaje se organizan de manera multidireccional no jerárquica, expandiéndose en todas las direcciones lo que permite una integración espacial llevando las actividades pedagógicas fuera del aula hacia espacios de extensión que funcionan como lugares de encuentro e intercambio; todo espacio se concibe para potenciar las actividades de aprendizaje fomentando el trabajo colaborativo y la conciencia de lo colectivo. Los núcleos de aprendizaje se articulan por medio del vacío colectivo, a través de espacios intermedios como patios de diversas escalas, calles para el encuentro, terrazas y balcones con diferentes propósitos pedagógicos conforman un paisaje escolar diverso, algunos como extensiones del aula y otros dispuestos para actividades lúdicas, deportivas o culturales que se relacionan con los espacios de acceso y con el parque contiguo al colegio, amplificando la vida colectiva y poniendo en valor lo común. Las separaciones entre los núcleos además integran los patios y terrazas al paisaje circundante, vinculando el barrio y la geografía lejana al interior del colegio. Esta arquitectura de forma abierta permite integrar el entorno y reconocer la ciudad como parte de la experiencia espacial, al tiempo que potencia las relaciones entre los distintos miembros de la comunidad académica y la fortalece a partir del encuentro y el intercambio de ideas. Se utiliza la transparencia como recurso de integración y continuidad espacial, dotando al ambiente de un carácter abierto y flexible, cada espacio vincula al siguiente de manera fluida lo que enriquece las relaciones pedagógicas y el intercambio permanente. En cuanto a la materialidad se opta por el ladrillo, material noble, de bajo costo y amplia tradición constructiva en la ciudad, que permite construir suelos y muros creando una atmósfera envolvente y cálida para los niños.